martes, 25 de mayo de 2010

SEBASTIAN CASTELLA: "PRIMERA FIGURA DEL TOREO"

Después de los rotundos triunfos obtenidos por el diestro galo en plazas mexicanas, como las de León, Aguascalientes, Juriquilla y Mérida entre otras, además de haber cuajado la mejor faena de la recién terminada Temporada Grande en la Plaza México, cuando le pregunten a usted, si es Sebastián Castella el mejor torero en este momento, simplemente esboce una sonrisa y conteste " OUI MONSIEUR".

Porque éste joven, nacido en Béziers, Francia, hace 27 años, y que cuenta ya con diez años de alternativa, ha sabido abrirse paso en el mundo taurino, a fuerza de entregarse tarde a tarde, con un valor torero a toda prueba y algo que solamente tienen los elegidos, un temple cada vez más despacioso, haciéndole fiestas a lo que salga por la puerta de toriles.

Heredero de las glorias de el último gran torero francés "Nimeño II" , al hacerse matador de toros a los 17 años, lleva consigo una gran ambición que reiteradamente comenta en entrevistas "Yo quiero llegar a ser un torero de época como Manolete o El Cordobés, y se me recuerde por siempre".

Castella, es poseedor de una muñeca privilegiada con la cual logra un toreo de mano baja, que detiene el tiempo y acrecenta el deleite de verlo torear, con el capote ejecuta unas chicuelinas en el centro del ruedo, que evocan a Joaquín Bernadó, y al mismísimo Manolo Martínez que cuando le salían bien, volteaba cualquier plaza de cabeza.


Generalmente Castella comienza sus faenas de muleta, con el pase del péndulo, tragando toro a más no poder y moviéndose menos que un poste. Indudablemente su talón de Aquiles es la espada que, pese a haber realizado faenas importantes, no termina por redondearlas debido a sus fallas con el acero.

En sus inicios era catalogado como un torero de valor temerario que le podía a los toros malos, y sin embargo con los toros buenos quedaba a deber, hasta que llegó la temporada española del 2005, la cual luego de 65 corridas toreadas y el corte de 62 orejas y un rabo, lo catapultan como la revelación de ese año para luego en el 2006 subirse al lujoso carruaje donde van montados los mejores y permanecer ahí hasta estas fechas.

Con la idea fija de que va a por todas, motivado por vestirse de torero y marcar la diferencia, jugándose la vida a morir, Sebastián Castella se encuentra en el pináculo de su carrera, toreando cada vez mejor y con un arte que convence a propios y extraños, aquellos que pensaban que en Francia solamente surgían futbolistas.

"El Ñor"

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